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sábado, 5 de marzo de 2011

COLORES DE UN DIA INESPERADO

Salió el sol, desperté, miré el reloj y era tarde
él se empeñana en opacar mi luz
pero, ¿Por qué dejarlo?
si el aire me susurraba al oído
que era libre...
Empecé a volar sin rumbo alguno
y de pronto aterricé,
una mano me sujetó el brazo
y me invitaba a mirar las estrellas...
Esa mano provenía de mi sombra
la cual me acompañaba por donde caminaba,
recorrí en un día inesperado mil y una noches...
Mis manos eran chocolate,
mi cabello se esfumaba como el humo
y mis labios besaban esa sombra
que cubría mi cuerpo colorido de paz...
Observaba como el color canela de mi voz
se mezclaba con el color gris de mi sombra
la cual poco a poco se infiltraba por mis poros
dejando un aroma a testosterona por mis venas...
Mi sangre dorada me hacía disvariar
sobre la realidad y activaba mis 
cinco sentidos más uno
el sentido de gozar,
sí, gozar el rojo de una cereza
sobre mi cadera,
gozar el plateado de una cadena
sobre mis  pechos,
gozar el rosado de una seda
entre mis piernas,
y gozar el café de un oso de felpa
que dormirá a mi lado
para cuidarme y aconsejarme
en este día inesperado de mi vida...

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